viernes, 18 de noviembre de 2011

Indefinición

Normalmente me gusta desayunar en casa, pero hoy apenas tengo tiempo, así que decido hacerlo de camino al trabajo.
Cuando llego al bar, el camarero me pregunta qué deseo, y yo sin dudarlo le digo: "Quiero desayunar lo que tenga que desayunar", el insiste, intenta que diga algo concreto, pero yo lo tengo claro: "que quiere que le diga, desayunaré lo que tenga que desayunar para empezar bien el día". Me trae un croissant, un café con leche y un zumo de naranja.

A mi lado se sienta una pareja de mariquitas. De esos modernos como Jesús Vazquez. A mí me parece bien que coman por la mañana, pero que no le llamen a eso desayuno.

Llego al trabajo. Al poco se acerca mi jefe, que me pregunta sobre el informe que tengo que entregar hoy a última hora. La verdad es que no sé por donde cogerlo, lo mejor que puedo hacer es generar confianza, así que le digo que no se preocupe, que con esfuerzo y buena voluntad se sacará adelante. Él insiste, me pregunta como he enfocado el tema, "como Dios manda" respondo, sin dudarlo. No sé si he logrado generar la suficiente confianza.

Paso la mañana sentado en mi escritorio, mirando la pantalla del ordenador. Para entretenerme juego a mover el ratón rápidamente esquivando todos los accesos directos que tengo en el escritorio. He puesto muchos, para que sea difícil. De cuando en cuando me como unos chuches de los que nunca faltan en mi mesa.
Por la tarde paso a limpio lo que he hecho por la mañana.

Al salir del trabajo, tengo que hacer la compra, anoche miré en la nevera todo lo que me iba a hacer falta y lo apunté en una lista. Hoy, me ha pasado una cosa verdaderamente notable, no sé que comprar, porque no entiendo mi letra.

Al llegar a casa mi mujer me da un besito, y me pregunta qué tal me ha ido el día. "Bueno...depende" le contestó yo. Ella acostumbrada a mi indefinición, me pregunta qué he hecho: "he hecho exactamente lo que tenía que hacer".

Después de cenar miro un ratito la TDT, me encantan todos sus canales. Le cuento para acabar un cuento a mi niña, esa niña.

Quizás penseis que soy un poco tonto, pero voy a ser vuestro próximo presidente del gobierno.

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