domingo, 18 de julio de 2010

Dos patas pa un banco

Este banco, que soy yo, quedó el miércoles medio cojo, y este martes quedará cojo del todo.



Porque sin ellos, esto no hubiera sido lo mismo.

Y es que no queda otra que acostumbrarse a las despedidas, que van a ser frecuentes, casi incesantes, hasta que llegue el día en que yo también me despida, dejando atrás un montón de momentos vividos, un puñado de nuevos amigos, y un futuro que a día de hoy no puedo ni intuir.

Pero para que el banco no caiga, este miércoles llegan desde Valencia ni más ni menos que ocho patas, ocho de las mejores patas, a las que habrá que hacer sitio como sea.

1 comentario:

Nando dijo...

Per la meua part compta una pata de mès, ja saps...