21:08
-“Ya sabía que estabas loca, lo sé desde el primer día, pero hoy me he dado cuenta de que aparte eres imbécil”. Y yo sabía que no era imbécil, no se me pasó por la cabeza por un momento que lo fuera, pero se lo dije porque estaba muy enfadado. “ Porque hay que ser imbécil. Porque teníamos ocho minutos, porque en ocho minutos da tiempo de sobra para mear, para cambiar de vía, para subir al tren. Pero no, a Laura le apetecía una salchicha, y eso es lo primero”.
-“Perdimos un tren, no la vida, no te entiendo”
-“No entiendes nada, tu nunca entiendes nada”.
Nuestro tren llegaba a Karlsruhe a las 20:59, y a las 21:07 partía el regional a Munich, donde teníamos otros catorce minutos, para coger el tren con destino a Augsburg. Allí teníamos reservada una habitación en un Ibis para pasar la noche descansando. A la mañana siguiente temprano, otro tren hacia Munich para disfrutar del Oktoberfest; pero a Laura le apetecía una salchicha. Y vimos marcharse a nuestro tren a lo lejos, que aún da más rabia. Lo perdimos por nada, por escasos segundos, y me enfadé mucho. Y fuimos a preguntar a información, y después de hacerme entender con mi pobre alemán, sólo nos dieron malas noticias, porque no había combinación posible para llegar a Augsburg a dormir. El primer tren hacía Augsburg salía a las 6 de la mañana. Nos sentamos en silencio frente a nuestras maletas, viendo a la gente ir y venir, y subir a trenes, y a mi la gente que subía a sus trenes, me daba rabia.
-“¿Sabés? Si que entiendo una cosa, que si querías una vida organizada, hay millones de chicas con las que podés estar, pero si me querías a mi, ya sabés como soy.
-“Pero perdimos el tren por una salchicha Laura, y vamos a dormir en este banco incómodo o ni siquiera vamos a dormir, ¿no es normal que me enfade?.
-“Antes no te hubieras enfadado, antes nunca te enfadabas, antes te hubiera dado un ataque de risa, largo y contagioso, o hubieras buscado unos cartones para taparnos durante la noche, o simplemente te hubieras resignado, porque antes nunca te enfadabas”
-“Antes no me hacías enfadar, pero es que hoy la has cagado” Y me arrepentí de decirle esto. Porque Laura siempre hacía estas cosas, y yo antes no me enfadaba, porque todo era nuevo, y todo me divertía, pero ahora las cosas no son iguales. Y yo sé que la quiero, que no la quiero perder, y por eso planeé este viaje, para volver al lugar donde nos conocimos, para no pensar, para pasar nuevas vivencias juntos, y lo que antes hubiera sido, una nueva aventura, una noche ideal, sin nada más que hacer que estar con ella, hoy es una putada. Y a Laura le dolió, porque sabía que no era cierto, porque sabía que no era ella la que había cambiado, y se quedó callada, seria, comiendo su salchicha. Y yo pensé, durante minutos, que decir, como disculparme, y sólo se me ocurrió decirle:
-“¿Me das un mordisco?” Y entonces Laura puso su sonrisa pícara, esa, en la que enseña sólo un par de dientes. Y se apartó los largos cabellos, de su cara, detrás de sus hombros y me miró con esos ojos, que hoy hace un año y dos días que me vienen matando, esa mirada que dice tantas cosas sin soltar palabra, y dirigió sus labios hacía mi cuello. Y yo sabía de sobra que me había entendido, que sabía que yo preguntaba por la salchicha, pero Laura es loca, y me divierte y la quiero. Y sé que ella esperaba que la frenara, que le preguntara por la salchicha, sé que la hubiera divertido, sé que lo hizo con esa intención, pero no lo hice, porque me apetecía que me diera un mordisco.
1 comentario:
¡Estoy agobiada, mañana tengo q darle cosas a mi profe del proyecto!!,y no se cómo lo haces, pero cada vez que leo algo tuyo me aparece una sonrisa en la boca, pero de esas de todos los dientes no solo de dos.
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